Ubicada al este de la India, Calcuta es su cuarta ciudad más poblada.

¿Y qué decir de este asombroso país que nos pone cara a cara con una realidad radicalmente opuesta a la nuestra, y no por ello menos real?. Y es que la pobreza y miseria palpables en cada esquina contrastan con la riqueza cultural, la mezcolanza de religiones y tradiciones, la grandiosidad de los templos y la viveza de los colores en sus telas.

Calcuta puede mostrar el lado más mágico de la vida, y en cuestión de segundos enfrentarte a la  crudeza de la miseria y la enfermedad. Se la conoce como el centro neurálgico de la cooperación, donde cada día infinidad de personas necesitadas se dirigen con la esperanza de que alguna de las múltiples ONG´s les ayuden.

Cómo no mencionar la labor de la Madre Teresa que, a lo largo y ancho de la ciudad, construyó distintos puntos de trabajo enfocados a ayudar a los más enfermos, a los más pobres y, sin duda, a los más desfavorecidos.

Tuvimos la ocasión de conocer dos de sus casas más emblemáticas: el orfanato Nirmala Bhavan, donde las madres sin recursos dejan a sus hijos temporalmente, y el centro Prem  Dam (Don de Amor), donde se atienden a los enfermos terminales, “lugar donde morir con amor y dignidad”.

Fuimos privilegiadas de poder compartir con los niños de Cavardanga, una escuela donde estos menores con diferentes discapacidades a través de las enseñanzas y los cuidados allí recibidos encuentran su lugar en el mundo.